Una mañana tras otra, ancianas que viven en la residencia Goya se despiertan empapadas "de pis hasta los hombros y con una fuerte tiritona por el frío", "llorando amargamente porque estaba llena de orina hasta el cuello" o "en condiciones higiénicas lamentables".
Éstas son sólo tres de las decenas de anotaciones hechas por los trabajadores de la residencia pública Goya en el libro de incidencias del centro, un documento que recoge el día a día de este centro de la Consejería de Familia y Asuntos Sociales y en el que viven 51 mayores, casi todos con graves problemas de movilidad y que requieren cuidados continuos en sus necesidades básicas.
EL PAÍS ha tenido acceso a las hojas del libro que incluyen las anotaciones hechas entre el 1 y el 20 de enero de 2007. Describen un panorama desolador de falta de personal y de mayores desatendidos en sus necesidades más elementales.
Menos de tres meses antes, el 16 de octubre de 2006, una sonriente Esperanza Aguirre, la presidenta regional, había acudido al centro para inaugurar las obras de remodelación que su Gobierno había acometido en la residencia. Aguirre (imagen superior) posó ante los fotógrafos junto a algunos internos.
Lo más alarmante del caso, sin embargo, es que este diario ha constatado que los responsables de la Consejería de Familia tienen noticia de estos hechos, al menos, desde el pasado mes de abril, sin que nada hayan hecho para solventarlos.
Fue en abril cuando un grupo de representantes de los trabajadores se reunió con el ex director del Servicio Regional de Bienestar Social (SRBS) Gonzalo Churruca, para hacerle llegar una copia de algunas hojas del libro de incidencias. La respuesta inicial de la consejería fue rápida: en las semanas siguientes, el mismo Churruca, el subdirector de personal del SRBS, Javier Salvador, y la coordinadora técnica Isabel Pemau se reunieron con los empleados de la residencia en repetidas ocasiones.
"Se reunieron juntos o por separado más de cinco veces con los trabajadores", explicaronayer dos fuentes que conocen el caso de cerca y que pidieron el anonimato. "Todos los empleados les expusieron los problemas que había, pero vinieron las elecciones y se paró todo. Luego Churruca fue sustituido por Carlos Pérez y nunca más se supo del asunto", añaden estas fuentes.
La Consejería de Familia y Asuntos Sociales declinó ayer ofrecer su versión de los hechos.
Las hojas numeradas del libro de incidencias a las que ha tenido acceso este periódico van de la 17 a la 24. En ellas puede seguirse el despertar de algunas internas del centro durante esos días de invierno.
Manuela (nombre que, como los siguientes, ha sido cambiado para preservar su intimidad) despertó el 1 de enero "empapada de pis hasta la almohada, se la vuelve a duchar". El día 2 vuelve a estar "empapada" y el 7 está "mojada hasta la cabeza, hay que ducharla, y con un fuerte olor en la habitación a pis, y por no abrir la ventana para que no se enfríen las usuarias, resulta difícil trabajar en estas condiciones". La mañana del día 8, Manuela está "como es habitual, de muy mal humor porque está de orina hasta el cuello y me comenta que tiene mucho frío". El día 10 vuelve a estar "empapada de orina hasta el cuello" y así sucesivamente.
"Heladita de frío"
Antonia no figura en el libro de incidencias hasta el día 7 de enero, cuando despierta "llena de orina hasta los hombros y con una fuerte tiritona por el frío". Al día siguiente vuelve a estar "de orina hasta el cuello y heladita de frío". Y el 20 de enero las trabajadoras del turno de mañana la encuentran "gritando porque estaba empapada de orina".
Los despertares del resto de internas no son más agradables, como el de Josefa, que el 15 de enero "se pone muy enfadada porque dice que se encuentra siempre mojada cuando está acostada". O Ana: "Cuando vamos a levantarla [el día 10] está llorando y tiritando porque lleva toda la noche mojada y no podía moverse. Tenemos que ducharla y quitarle hasta el fondo del colchón porque está todo empapado de orina".
Varias entradas de los trabajadores dejan ver la falta de personal en el centro. El 7 de enero un empleado escribe: "Hoy, como todos los fines de semana, somos tres auxiliares para toda la residencia [51 pacientes distribuidos en cuatro plantas], teniendo además que bajar y subir sillas al comedor por no tener servicios generales los fines de semana". Ese mismo día, a un residente "le hace la higiene y el vestido su esposa porque no nos da tiempo para poderlos bajar al comedor", al igual que a otra interna "tiene que hacerle el aseo el marido por la misma razón".
Los comentarios se repiten el día 12: "Como viene siendo habitual, hoy somos tres auxiliares para toda la residencia". Ese día, una residente tuvo un accidente: "Estaba toda orinada y se había vuelto a levantar y a resbalar en el baño".
Y una semana después, también con tres auxiliares en el centro, un turno deja una recomendación para el siguiente: "Por favor, no poner pañal de noche, en el cambio de la mañana están escasos, poner pañal de día con bragas".
El Gobierno regional asegura que inspeccionó la residencia Goya tres veces en el último año.
La Comunidad de Madrid "no ha dejado de ejercer en ningún momento el deber de vigilancia" en la residencia pública Goya, según ha declarado esta mañana el portavoz del Gobierno regional, Ignacio González, quien ha asegurado que se realizaron tres inspecciones del centro desde enero de 2007, la última de ellas en febrero pasado. Al término del Consejo de Gobierno semanal, González ha respondido así la noticia que publica hoy EL PAÍS acerca de las deficiencias denunciadas por los trabajadores de la residencia de la tercera edad Goya, donde según costa en el libro de anotaciones del personal, los ancianos vivían en condiciones "lamentables" llegando incluso a pasar las noches "empapados en orín".

El vicepresidente primero regional han indicado que esas deficiencias que aparecen anotadas se refieren a la situación del centro en enero de 2007, a partir de lo cual "se han realizado tres inspecciones" en la residencia en las que, según la Consejería de Familia y Asuntos Sociales, "se ha verificado" que las circunstancias anómalas no han vuelto a producirse. Asimismo, González se ha referido a la residencia Manoteras, cuyo director fue destituido ayer por la Comunidad por haber dictado "una orden interna" que, de manera unilateral, establecía un cambio en la alimentación y atención a los residentes para ahorrar costes.
González ha manifestado que la Consejería de Familia y Asuntos Sociales desconocía esa decisión que el director tomó "por su propia cuenta y a nivel interno" pero, tan pronto como tuvo conocimiento, procedió "inmediatamente" a "desautorizar y a relevar" al responsable del centro. El vicepresidente primero ha recordado que la Comunidad de Madrid tiene un plan de inspecciones en las residencias de la tercera edad y ha asegurado que, en general, "los servicios sociales que tenemos y los que estamos poniendo en funcionamiento son bastante buenos".
González ha manifestado que la Consejería de Familia y Asuntos Sociales desconocía esa decisión que el director tomó "por su propia cuenta y a nivel interno" pero, tan pronto como tuvo conocimiento, procedió "inmediatamente" a "desautorizar y a relevar" al responsable del centro. El vicepresidente primero ha recordado que la Comunidad de Madrid tiene un plan de inspecciones en las residencias de la tercera edad y ha asegurado que, en general, "los servicios sociales que tenemos y los que estamos poniendo en funcionamiento son bastante buenos".
0 notas:
Publicar un comentario